Hong Kong ha sido consumida por las llamas, tanto literal como metafóricamente. El reciente incendio en siete edificios altos en Wang Fuk Court ha subrayado trágicamente el costo humano de la represión política y la negligencia, cobrando la vida de al menos 159 almas inocentes.

Ignorando las Advertencias

A pesar de los gritos y protestas de los residentes advirtiendo sobre violaciones de seguridad, como redes inflamables y negligencia de los trabajadores, sus preocupaciones parecían caer en oídos sordos. La ausencia de una prensa libre y una sociedad civil fuerte agrava aún más esta desconexión, permitiendo el crecimiento desenfrenado de la negligencia.

El Telón de Acero Político

Desde la imposición de la Ley de Seguridad Nacional en 2020, los ciudadanos de Hong Kong han sido silenciados. Una vez vibrantes, las plataformas para expresar disidencia y exigir responsabilidad han sido acalladas, con legisladores, activistas y figuras mediáticas encarceladas o forzadas al exilio.

Una Investigación Inadecuada

La respuesta del gobierno de Hong Kong—un supuesto comité independiente—ha sido criticada por carecer de genuino poder. La naturaleza ineficaz del comité refleja una tendencia creciente a priorizar el control sobre la investigación y reforma genuinas. Como se afirma en Forbes, estos defectos sistémicos resultan en un problema más amplio de apatía y falta de voluntad para responsabilizar a los poderosos.

La Represión de la Solidaridad

Los intentos de movilizar apoyo comunitario para los afectados por el incendio fueron recibidos con represión. La rápida acción gubernamental desmanteló estos esfuerzos, acusándolos de “desestabilizar” Hong Kong. Un voluntario fue arrestado por incitar odio contra el gobierno; un estudiante, por defender la transparencia, se encontró similarmente atacado.

Paralelismos Históricos y Lecciones Ignoradas

En contraste, el incendio del edificio Garley en 1996 bajo el dominio colonial británico provocó una exhaustiva investigación independiente que llevó a reformas de seguridad fundamentales. Este precedente histórico muestra el potencial transformador de la transparencia—una oportunidad que Hong Kong actualmente se niega a sí misma.

Un Llamado a la Responsabilidad

Con la promesa de John Lee de llevar a Hong Kong del caos al orden sonando vacía, la tragedia sirve como una alegoría contundente de una sociedad atrapada que anhela responsabilidad y reforma. La presión aumenta para que Lee actúe—ofreciendo disculpas, explicaciones y, lo más importante, soluciones concretas para honrar a las víctimas y proteger el futuro de Hong Kong.

El incendio de Wang Fuk Court es más que un desastre; es una revelación ardiente de voces reprimidas y promesas incumplidas que exigen atención urgente.