En medio del imponente horizonte de Hong Kong, una tempestad rugió, deteniendo la vida en la bulliciosa ciudad. El tifón Wipha, un nombre que resuena en los pasillos de los meteorólogos preocupados y los habitantes urbanos inquietos, provocó la activación del nivel más alto de alerta de tormenta un fatídico domingo.
La calma antes de la tormenta
Al amanecer, los residentes se encontraron con cielos ominosos. El Observatorio de Hong Kong elevó la alarma a la señal de huracán No. 10, un evento raro que significa vientos intensos que superan los 118 km/h. La última vez que se emitió una advertencia tan severa fue durante el Súper Tifón Saola en 2023, y el recuerdo de su devastación estaba fresco en la mente de muchos.
Una ciudad en pausa
Las rutas de vuelo quedaron vacías cuando los aeropuertos de Hong Kong, Shenzhen, Zhuhai y Macao cerraron sus operaciones. El silencio solo era interrumpido por los vientos aulladores que barrían las pistas desiertas. Además, el zumbido rítmico de los trenes de alta velocidad estaba conspicuamente ausente, ya que los servicios ferroviarios fueron detenidos en anticipación a la furia inminente del tifón.
Buscando refugio de la ira de la naturaleza
El avance implacable del tifón Wipha obligó a más de 200 residentes a encontrar refugio en albergues públicos. Lugares turísticos emblemáticos, incluido el famoso Hong Kong Disneyland, cerraron sus puertas, ya que la seguridad fue prioritaria sobre las festividades. Según Times of India, la ferocidad de la tormenta, con vientos que llegaban a los 140 kilómetros por hora, era una fuerza formidable que desarraigó árboles y dañó infraestructuras.
Un impacto regional
Mientras el tifón Wipha se dirigía hacia el oeste desde Hong Kong, aún no había terminado con su furia. Su trayectoria rozó Macao y Zhuhai, acercándose a su eventual llegada a Vietnam más tarde en la semana. Este viaje no perdonó a Filipinas, donde las lluvias monzónicas agravaron la calamidad y cobraron una vida en la provincia norteña de Cagayán, afectando a más de 370,000 residentes y causando daños significativos.
Las secuelas y el camino a seguir
La devastación de la tormenta es un recordatorio conmovedor del poder impredecible de la naturaleza. La resiliencia de los afectados brilla mientras las comunidades se unen, reparando, reconstruyendo y reuniéndose. Con el avance de Wipha hacia Vietnam, sus efectos continúan desarrollándose, siendo un testimonio de los desafíos y de la unidad encontrada tras un desastre natural.