Cuando se trata de comedia que mezcla el autoanálisis neurótico con un agudo ingenio, el nombre de Simon Amstell surge con frecuencia. Su último espectáculo, “I Love It Here”, se anunció como un cambio significativo de su estilo habitual, pero los fanáticos familiarizados con Amstell podrían encontrar que regresa a temas conocidos.

¿Un Desvío Prometido?

La publicidad prometía una nueva dirección, sin embargo, Amstell se adentra profundamente en su característico estilo de autorreflexión y anécdotas personales. La narrativa principal se desarrolla en una glamorosa fiesta en Hollywood, pelando capas de una atracción no correspondida hacia un renombrado cantante pop. Es lo clásico de Amstell, haciendo luz de sus profundas introspecciones, aunque el anticipado ‘desvío’ parece eclipsado por lo familiar.

Atrapado en la Reflexividad

Para los fanáticos que disfrutan la profunda exploración de las idiosincrasias personales de Amstell, el nuevo material parecerá un regreso reconfortante a su forma. En el espectáculo, navega por sus emociones e interacciones en la fiesta, donde celebridades como Baz Luhrmann y Viola Davis merodean, y la risa se desencadena por su entrega impasible. Pero si este motivo recurrente satisface el deseo de novedad es subjetivo.

El Borde Melancólico

En secciones como su irónica visión del manifiesto de autoayuda de Mel Robbins, el humor de Amstell irradia. Un chiste recurrente muestra su inclinación por distribuir el perdón a los no merecedores, una puñalada alegre a los villanos de la sociedad. El escrutinio liviano de su fama en decadencia añade un toque conmovedor, insinuando una reflexión existencial más profunda: “¿Cómo se mantiene la relevancia en un mundo que se renueva constantemente?”

Aún Buscando un Nuevo Viaje

Si bien el objetivo declarado era alejarse de la norma, “I Love It Here” se envuelve en la comodidad de la introspección y el humor que el público espera. Es un recorrido entretenido, aunque no revolucionario, del paisaje donde la comedia se encuentra con el examen del alma. Como admite Amstell, “Ya no soy un desesperado de 17 años,” el público queda anhelando una transformación tan profunda como esta retrospección.

Amstell entrega risas e introspección, pero si su viaje creativo exige una exploración más radical, permanece como una pregunta para futuros actos. Según The Guardian, por ahora, la comedia de Amstell es menos sobre el destino y más sobre saborear el viaje con todos sus peculiares y familiares desvíos.